Hablemos de prevenir la «pobreza energética»

Todos los años, la Pobreza Energética asalta los medios de comunicación en los meses invernales, un problema que suma causas y siempre deja de lado la denominada prevención. Centrando el foco en la situación de pobreza extrema y recurriendo a soluciones de emergencia, una vez que las personas o familias afectadas ya han experimentado conductas de riesgo. De hecho, en muchos casos no han sido solamente conductas directamente se han vivido situaciones que han puesto en riesgo la vida de las personas, esas situaciones son de difícil solución. Y queramos o no, afectan a familias de toda Europa, con especial incidencia en estos meses.

Pero… ¿Es posible combatir o prevenir la pobreza energética?

Debe serlo, es un problema que afecta a gran parte de la población ya que suma: 

  • El precio de la energía y suministros de la vivienda
  • La estabilización o reducción de las rentas familiares
  • El parque de vivienda

España se caracteriza por un parque totalmente heterogéneo, es decir, tenemos muchos tipos de vivienda, muy diferentes y alimentadas con todo tipo de sistemas de calefacción. Desde viviendas y bloques con calefacción central, a calderas individuales en cada vivienda, calderas de carbón, gas natural, biomasa, gas butano e incluso viviendas y casas puramente eléctricas. Como expone Silva, F. (2014). «tiene mayor incidencia no sólo en hogares con menor renta disponible, sino en aquellos que por ocupar viviendas de menor calidad son más ineficientes en términos energéticos».

¿Qué supone todo esto?

Pues una dificultad añadida a la hora de realizar medidas para paliar la vulnerabilidad energética «propensión de un hogar a experimentar una situación en la que dicho hogar no recibe una cantidad adecuada de servicios de la energía» (Bouzarovski y Petrova, 2015). Superando anteriores definiciones, como por ejemplo, la que delimita la pobreza energética a la «situación en la que un hogar es incapaz de pagar una cantidad de energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda» (Tirado Herrero et al., 2012, p. 21).

La importancia reside en cubrir la necesidad adecuada de servicios de energía, cambiando la mentalidad de facturas o pago de suministros por la del reconocimiento de unas cantidades dignas de servicios de energía que permitan al hogar unas condiciones adecuadas.

¿Eso se arregla con el Bono Social eléctrico?

Pues no, sentimos tener que ser negativas pero esa es la realidad.

El nuevo Bono Social (sin entrar en la problemática de su financiación) mejora al anterior, pero realmente no ayuda a cortar de raíz el problema de la vulnerabilidad energética en el ámbito eléctrico. Actualmente clasifica en tres grupos a las posibles beneficiarias (Vulnerables, Vulnerables Severas y en situación de Exclusión Social). Ofrece un descuento que varía entre el 25%, el 40% o el 50%, permitiendo que desde la administración competente se hagan cargo de manera directa de la mitad de la factura y creando una situación en la que las familias no generen deudas en el sistema al crear una garantía de pago del 50% restante por las comercializadoras.

¿Todas las familias tenemos luz, pero y el resto de suministros?

Desde varias instituciones públicas (Defensor del Pueblo, Defensor del Pueblo Andaluz, Síndic de Greuges, Procurador del Común, etc.) se ha trasladado la importancia de mejorar el acceso a los denominados suministros básicos, tanto de agua, como de luz y gas, ya que parte del parque de vivienda está alimentado por está alimentado por gas natural como forma de calefacción. Actualmente, se está barajando la creación de un Bono Social para el mercado del gas que permitirá dar un paso más allá de la actual TUR (Tarifa de Último Recurso).
Os dejamos la ponencia sobre Suministros Básicos en mayo en León, que realizaron el Procurador del Común y el Síndic de Greuges.

¿Se puede hacer algo más?

Sí, evidentemente el problema de la mejora de las condiciones laborales y el acceso al empleo tampoco ha ayudado a combatir la vulnerabilidad energética. El mercado laboral ha sufrido en la última década un descenso en la cantidad y calidad del trabajo, ayudando al crecimiento de la vulnerabilidad en todas las facetas.

Es necesario por tanto, una respuesta integral en el ámbito de la vulnerabilidad energética, comenzando por la implantación efectiva de las etiquetas de eficiencia energética en el mercado inmobiliario (tanto de venta, como especialmente en el destinado al alquiler). Se debe potenciar el mercado de alquiler, fomentando la rehabilitación y mejora de las viviendas que posteriormente serán el hogar de las familias. Medidas de compromiso de alquiler para optar a las ayudas a la rehabilitación y mejora energética pueden ayudar a mejorar y rebajar el precio del parque inmobiliario actual.

«Un enfoque de mejora de la eficiencia energética basado principalmente en la preocupación por la reducción de CO2 puede dar prioridad a intervenir en hogares acomodados (más potencial de reducción de consumo), hecho que puede ampliar la brecha en salud. Se puede evitar agravar estas desigualdades si las políticas e intervenciones son completamente gratuitas para los usuarios, se dirigen prioritariamente a los grupos más afectados y se adaptan a sus necesidades.» (Camprubí, L. et al, 2016, pp 304 – 314).

¿Qué hacemos?

Lo más importante es estar informadas, desde la FFM Isadora Duncan estamos plenamente comprometidas con la prevención y la búsqueda de soluciones a la vulnerabilidad energética. Por ello, organizamos talleres, escuelas de ahorro, jornadas y diálogos con el fin de ayudar a las familias a conocer las diferentes opciones, poniendo a disposición de las mismas un servicio de asesoramiento económico y energético y contactando con profesionales e instituciones especializadas. Para que se mitiguen las posibles situaciones de riesgo y se reconduzcan hacía un verdadero acceso a los suministros básicos.

Si queréis más información sobre el tema, resolver alguna consulta o visitarnos, os recordamos nuestros cauces de contacto.

  • De manera presencial en nuestra sede, en la Avda/ Reino de León nº12, E1, 1º 24006 León
  • En el teléfono 987 261 449
  • En el email: consultas@gestionfamiliar.es