Entre los electrodomésticos habituales de nuestras cocinas, los frigoríficos son con diferencia los que mayor consumo energético tienen y, por tanto, un peso destacable en nuestra factura eléctrica familiar.
- Por cada grado que bajamos la temperatura del frigorífico o del congelador, el consumo de energía se incrementa un 5%.
- Evita la formación de hielo en el congelador…¡una capa de hielo de tan sólo 3 mm en el congelador incrementa el consumo un 30%!
- Mantén limpias y ventiladas las bobinas del condensador, en la parte trasera de los frigoríficos y congeladores, ya que el polvo actúa como aislante y dificulta la refrigeración (aumentando el consumo de nuestro frigorífico).
- Comprueba que las gomas de las puertas estén en perfecto estado y cierran herméticamente. Deberás limpiarlas periódicamente, siendo también conveniente aplicar un poco de talco para mantener su funcionalidad.
- Se debe abrir la puerta del frigorífico o congelador el menor número de veces posible, cerrándola en cuanto sea posible para evitar pérdidas de frío y rotura de cadena de frío de los alimentos.
- No se deben introducir alimentos envasados que estén sin abrir ni conservar productos que vas a acabar tirando, ya que cuanta más masa contenga la nevera más energía será necesaria para refrigerarla. Tampoco metas alimentos que están recientemente cocinados, deja que se enfríe a temperatura ambiente y luego conservarlos en el frigorífico.
- Cuando debas comprar electrodomésticos nuevos, ya sea una nevera o cualquier otro producto, es muy recomendable comprarlos con etiqueta energética A++++. Aunque salen algo más caros en un primer momento, el ahorro de energía que conllevan durante su vida útil lo compensa rápidamente.
A la hora de cocinar, seguir algunos simples consejos también pueden permitirnos un interesante ahorro energético:
- Debes tapar siempre las sartenes, cazuelas y cazos: cocinar con ellos destapados hace que se triplique el consumo.
- Cubriendo las ollas durante la cocción, bajando el fuego cuando rompe a hervir, o apagándolo unos minutos antes de finalizar el cocinado para aprovechar el calor residual estarás ahorrando mucho más de lo que parece. Además, el exceso de cocción hace que los alimentos pierdan sabor y propiedades nutritivas, además de gastar energía de forma innecesaria.
- Las ollas a presión y/o super rápidas ahorran mucho tiempo y hasta un 70% de la energía necesaria para la cocción.
- Las cazuelas de hierro, acero inoxidable o barro son preferibles a las de aluminio, tanto por razones de salud como de ahorro energético.
- El fondo de los recipientes debe ser mayor que el diámetro del fogón, de forma que se aproveche mejor el calor producido.
- Evita abrir innecesariamente la puerta del horno para no perder el calor acumulado en su interior, y apágalo unos instantes antes con el fin de aprovechar el calor residual.
- Para asados y cocciones superiores a una hora, no suele ser necesario precalentar el horno.
- No descongeles los alimentos en el horno o en el microondas: ahorrarás energía y calidad nutritiva. De hecho, es conveniente descongelarlos en la propia nevera, ya que así se colabora en el enfriamiento del resto de alimentos allí almacenados.
- Utilizar el microondas puede ser una buena opción para cocinar y calentar algunos alimentos frente al horno convencional: además de ahorrar tiempo, consume un 70% menos de energía que éste.