La vivienda y sus suministros son el principal gasto de las familias. Año tras año, hemos observado que suponen más del 30% del presupuesto familiar para el 80% de la población. Este porcentaje se acentúa más para las familias con menores niveles de renta, llegando a suponer de media entre un 35% y un 40% de la economía familiar. Por ello, es necesario tener muy en cuenta todo lo relacionado con la vivienda y calcular, de manera adecuada, a lo que de verdad podemos hacer frente como unidad familiar.
Si encontramos información sobre el presupuesto familiar, casi todos los modelos utilizarán la regla “50/30/20”. En ella se supone que el 50% de nuestros gastos serán “fijos obligatorios” y “variables necesarios”. La vivienda, por tanto, puede suponer prácticamente la totalidad de una partida, que deberá incluir también nuestros gastos en transporte y, sobre todo, los gastos en alimentación. El 30% se refiere a gastos superfluos que sí pueden ser aplazados o directamente eliminados de nuestra economía doméstica. Por último, el 20% será el nivel de ahorro mínimo que se entiende como necesario para afrontar posibles gastos imprevistos.
Por ello, os pedimos que antes de decidirnos por una vivienda, ya sea compra o alquiler, pensemos bien y de manera detallada la realidad económica a la que debemos hacer frente.
En muchos casos existen ayudas públicas o iniciativas privadas que facilitan el acceso a una vivienda, sería conveniente conocerlas antes de empezar nuestra búsqueda, ya que, parte del parque de vivienda no será susceptible de recibir ayudas, bien por precio, bien por su ubicación, bien por nuestra composición familiar o simplemente porque sobrepasamos el nivel de renta. En ese último caso, sí debemos volver al capítulo del presupuesto familiar y avanzar en la correcta gestión de nuestros ingresos.