Reflexionemos sobre la prevención de la Pobreza Energética

Cada año la reflexión en torno a la semana de la Pobreza Energética, resurge como tema de preocupación atrayendo la atención hacia las soluciones inmediatas y, en muchos casos, pasando por alto la falta de discusión sobre la prevención. Es crucial transformar esta perspectiva y dirigir nuestros esfuerzos hacia acciones proactivas que no solo atiendan las urgencias del momento, sino que también aborden de manera significativa las raíces profundas de esta problemática y cómo afectan a familias de toda Europa.

Nos enfrentamos a un escenario en el que el aumento constante de los costes de los suministros energéticos, entrelazado con las dificultades de acceso un parque de vivienda de calidad y la estabilización, incluso reducción, de ingresos familiares vinculado a la inflación actual, resulta en un deterioro en la calidad de vida y el confort en los hogares. Cabe destacar que esta problemática no sólo afecta a los hogares con menores ingresos, sino también a aquellos que ocupan viviendas de menor calidad, y por lo tanto, energéticamente más ineficientes.

Es fundamental cambiar el enfoque de la prevención, dirigiendo la mirada hacia la garantía de acceso adecuado a servicios energéticos que permitan condiciones de vida dignas y el confort en todos los hogares. Analizando la realidad diversa y compleja del parque residencial del contexto español, que se caracteriza por una amplia gama de tipos de viviendas, tipos de calefacción y zonas climáticas. Esta diversidad implica un desafío adicional, dificultando la aplicación de medidas estándar que aborden eficazmente las necesidades de las familias.

Sabemos que medidas como el Bono Social Eléctrico y Térmico revierten en cierto alivio, pero no abordan el problema subyacente. Ya que, por un lado, no aborda las necesidades energéticas de los hogares en su totalidad, y por otro lado sigue existiendo desconocimiento por parte de la población en general del acceso a este tipo de ayudas a la energía. 

Por lo tanto, es fundamental que las instituciones públicas consideren la implementación de medidas más amplias que aborden todos los aspectos de la pobreza energética, promoviendo la eficiencia energética y la rehabilitación y mejoras en las viviendas para reducir el consumo y permitir que los hogares sean más sostenibles a largo plazo. 

Es evidente, pues, que para hacer frente a la pobreza energética es necesario adoptar un enfoque integral y coordinado que combine políticas públicas efectivas, programas de orientación y apoyo social, y una mayor concienciación pública sobre la relevancia de la eficiencia energética.

 

Desde la FFM Isadora Duncan estamos plenamente comprometidas con la prevención y la búsqueda de soluciones a la vulnerabilidad energética. Acompañamos a las familias,  poniendo a disposición de las mismas un servicio de asesoramiento económico y energético, así como desarrollando acciones formativas y sesiones informativas dirigidas a la ciudadanía.

Podéis poneros en contacto a través de nuestros canales habituales de contacto: